HIJA DE VECINOS DE ANA CAROLINA QUIÑONES SALPIETRO
TENEMOS LA ALEGRÍA DE ANUNCIARLES LA EDICIÓN DEL POEMARIO "HIJA DE VECINOS" DE LA POETA ANA CAROLINA QUIÑONES SALPIETRO
Ana Carolina Quiñones Salpietro es Máster en Estudios de Cine y Audiovisual Contemporáneo por la Universidad Pompeu Fabra, en donde se graduó con el ensayo Una hija pródiga: Mary Jiménez, documentales e intimidad. Ha sido redactora periodística de las revistas Cosas, El Profesionaly Caretas. En poesía ha publicado Cuentos tristes que esperan las chicas antes de salir a bailar (2010), Vacaciones de invierno(2012), ambos reeditados en España por Liliputienses, y Matacaballos(2018). Desde el 2016 vive en Barcelona, donde colabora con reseñas para la revista Ojo Dorado. Trabaja en una escuela de inglés en el Prat. Aprende lento los ruidos del catalán y empieza a moldear sus primeros cuentos.
Hija de vecinos tiene un pie en el cautiverio y el otro en la intemperie. Los poemas de este libro no son como los cuentos tristes que esperan las chicas antes de salir a bailar, ni están cargados con la nostalgia con la que se evoca a la figura entrañable del abuelo matacaballos. La Ana Carolina que encontramos aquí está tocada por un desencanto que se asoma en las últimas líneas de algunos de sus poemas, como aquel del volcán que está sin terminar de encajar en ninguna parte, o el de las madrugadas estériles que impiden escribir poemas, o el del departamento que acaso buscará en el mismo barrio para llamarlo propio y no sentirse impostora. El goce de la sensualidad que aparece aquí y allá está minado por la incertidumbre, ese poso de inquietud expresado en una confesión final: “no quería irme del todo/sin decirte eso”.
Ricardo Bedoya
Leer Hija de vecinos es lo más parecido a defender, poema a poema, un lugar en los acontecimientos, una canción propia donde colocar nuestro compendio de símbolos y afectos, «todos nuestros pesos y alturas». Conduce nuestra mirada a la fragilidad de las emociones humanas, las distintas velocidades que tienen el amor y el desengaño, los claroscuros familiares, la lógica de la adultez y las implicancias de la migración. Este es el álbum familiar del que hubiésemos querido ser parte, el lenguaje mayor que solo puede pertenecernos cuando nos medimos con el pasado y sus destellos.
María Belén Milla Altabás
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