Comparaciones enojosas


Por Abelardo Oquendo*

Tal vez la poesía peruana de este siglo no sea lo que fue desde Eguren hasta las penúltimas décadas del XX. Cada nueva generación había venido sumando voces de alto valor a las precedentes y la nuestra se contaba entre las mejores producciones poéticas de la lengua española. No ocurría así con nuestra narrativa, de cantidad y calidad modestas, sin relieve internacional salvo excepciones.

Pero en la segunda mitad del siglo pasado esta situación empieza a invertirse y ahora son más los narradores que destacan que los poetas, aunque el número de estos siga siendo mayor. Ciertamente, el éxito de Mario Vargas Llosa, Alfredo Bryce y Julio Ramón Ribeyro allende nuestras fronteras ha suscitado la emulación y ha hecho ver, con ojos prácticos, que la poesía reditúa bastante menos.

No obstante, la poesía se mantiene fecunda entre nosotros y su calidad promedio es, inclusive, superior a la de la narrativa. Los narradores han aumentado y se han hecho más visibles; pero si las desaparecidas voces mayores de nuestra poesía carecen de reemplazo, no faltan nuevas expresiones poéticas con una personalidad e intensidad sin equivalencia en nueva narrativa local. ¿Qué narrador joven, para acudir a un solo caso, tiene logros como Ya nadie incendia el mundo, de Victoria Guerrero, o como Berlín, su más reciente poemario?


*Aberlardo Oquendo sobre reciente poemario "Berlin" de Victoria Guerrero. La República 12 de junio de 2011.

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